APUNTE BIOGRAFICO
Ludmila Kalmaeva
Ludmila Mikhailovna Kalmaeva nació en Minsk, la capital de Bielorrusia, en 1946.
Su gran interés por la pintura en la escuela, determinó su vida como artista.
La madre de Ludmila la llevó a la escuela de arte para niños de Sergey Petrovich Kátkov, un maestro de renombre. En el estudio, pintaron bodegones, paisajes, composiciones imaginativas. En casa, Ludmila se pasaba noches enteras delante del caballete.
Después de la escuela, Ludmila Kalmaeva entró en el Instituto Estatal de Belarús, que en aquellos años no tenía ningún departamento de pintura, escultura y artes gráficas, por lo que tuvo que elegir una de las artes aplicadas. Ludmila optó por el departamento de ornamento textil. Después de 4 años de estudio fue a Tallin, donde se matriculó como estudiante de segundo año en el departamento de gráficos del Instituto Estatal de Arte RSSE.
Estudió durante casi diez años. Ludmila aprendió muchas cosas y llevó a cabo sus propios principios y convicciones. Ella había evolucionado como artista. Como la fruta madura cae del árbol, Ludmila regresó a Minsk.
A medida que pasaban años, Ludmila Kalmaeva estaba exhibiendo sus obras y atrajo al público con su pensamiento artístico fresco y original, así como la perfección de la artesanía. Ludmila fue invitada a enseñar en la Academia Bielorrusa de Artes.
Ludmila Kalmaeva obtuvo renombre en su tierra natal. Obtuvo premios en toda la Unión Soviética y ganó los concursos de carteles republicanos, como el de Unión Salud-Protección, póster (1978), el Concurso Internacional «Moscow Olympic Games-80» Poster (1979), el republicano impresiones”.
En 1986 Ludmila Kalmaeva fue galardonada con la medalla Distinción en el Trabajo.
Las obras de L. Kalmaeva han sido expuestas en Moscú, Riga, Tashkent, Brno, Varsovia, Oslo, Sofía, París, Damasco, Dublín, Lahti, Reykjavik, Osaka, Sidney y en otras muchas ciudades del mundo.
Ludmila vivía en Minsk hasta 1991 en que contrajo matrimonio con el inglés Brian Tordoff y marcharon a Holanda donde fijó su residencia.
No fue fácil la adaptación, hasta que unos años más tarde Kalmaeva abrió la puerta de su propio estudio donde comenzó a enseñar a pintar cuadros e iconos.