Recuerdos de Mayrit, el Madrid musulmán.
Antes de entrar en la descripción del Madrid musulmán sería necesario establecer qué era exactamente Mayrit. Hay que tener en cuenta que en el siglo IX casi todas las fundaciones urbanas omeyas tienen un carácter militar, son lo que podríamos denominar ciudad-acrópolis.
Dentro de esta categoría, en la que se enmarcarían Calatayud, Badajoz, Tudela, etc., habría que colocar a Madrid. Si esto parece claro en el momento de su fundación, ¿posteriormente qué homologación podríamos darle? Para responder a esta pregunta, las fuentes árabes que mencionan a Mayrit pueden sernos de gran ayuda. Según Christine Mazzoli, son diez los autores que mencionan Madrid; de estos, seis la consideran ciudad y/o gran capital –utilizando los términos: “madina”, “balad”, “qa’ida”, “hadra”, “hadira”, “misr”-; tres de ellos la mencionan como lugar fortificado: “hisn” , lugar fortificado; “qal’a”, ciudadela / fortaleza; “ma`qil”, fortaleza, “qasaba”, alcazaba, palacio, fortaleza. Como se observa es mayoría los que la consideran una “madina”, pero a su vez es resaltado su carácter militar.
En cuanto a su extensión, varía según estimemos que el Madrid islámico se limitaba al alcázar y la almudayna –a los que habría que añadir los arrabales extramuros- y nos daría una extensión de entre 9 y 12 hectáreas
Si por el contrario optamos por la opinión de algunos estudiosos de que la denominada segunda muralla es también de época islámica, nos iríamos a una extensión de algo más de 35 hectáreas (TORMO, 1945) (OLIVER, 1959). Pavón Maldonado mantiene que existían dos recintos árabes. Uno sería el ocupado por la alcazaba, de 3 o 4 hectáreas, el otro comprendería lo que entendemos por “madina” que tendría unas 12 hectáreas (PAVÓN, 1984: 236).
Recreación del Madrid musulmán
Montero Vallejo estima que se puede hablar de tres recintos: el primigenio creado por Muhammad I, un segundo mandado levantar por Abd al-Rahman III tras el ataque de Ramiro II, y un tercero que sería la “madina” propiamente dicha aunque no estuviera rodeada por una cerca.
Mi opinión estaría próxima a la hipótesis de Pavón Maldonado. Habría una alcazaba que ocuparía un espacio de unas tres hectáreas, y una almudayna de unas nueve, lo que nos daría una superficie total de unas doce hectáreas; en este espacio no tengo en cuenta los arrabales extramuros. Esta morfología de dos murallas, una que cerca la alcazaba y otra la “madina”, es muy usual en las ciudades musulmanas.
A pesar de esta hipótesis, no descarto que Mayrit ocupara el espacio encuadrado dentro de la denominada segunda muralla, que casi todos los autores consideran que es construida por los cristianos, pero que no es descartable que se construyera sobre restos islámicos.
La estructura urbana de Mayrit sería la propia de otras ciudades árabes: calles estrechas y tortuosas, escasez de espacios abiertos, proliferación de adarves… Por ejemplo, estoy convencido de la existencia de uno en la actual plaza del Granado. Este típico urbanismo árabe aún ha dejado su rastro en la zona en que se encuentran las calles Morería, Caños Viejos, Granado, Toro, Alamillo, y las plazas de Granado, Alamillo y Morería.