APUNTE BIOGRAFICO

 

 

 

Gabriel Picart

 

 

Gabriel Picart nació en la hermosa ciudad de Barcelona para todo aquel no familiarizado con esta ciudad de antigua cultura recomiendo el magistral libro Barcelona de Robert Hughes. Barcelona es relevante en la historia personal de Picart porque es una ciudad sumida en una profunda tradición de ricos logros artísticos. Allí se escenificó, por ejemplo, el primer paso de Picasso a la fama. 

Desde 1962, el año de su nacimiento, Picart ha vivido en el mismo vecindario. Y cómo si el destino del futuro artista estuviera marcado, su vecindario es donde se encuentra el famoso Park Güell, lugar donde su familia residía desde tiempo atrás. El Park Güell es uno de los parques más famosos del mundo. También es uno de los lugares turísticos de Barcelona más visitados en la actualidad. Creado por el gran arquitecto catalán Antoni Gaudí, el parque es un producto de su visión utópica. Gaudí proyectó el Park Güell a comienzos del pasado siglo cómo si de una nueva Arcadia se tratara.

La abuela materna de Gabriel tenía un pequeño tenderete de dulces y frutos secos en la entrada principal del recinto, que por las noches era gentilmente almacenado por el encargado del pabellón conserjería, situado a la derecha de la entrada principal del parque. Dicho conserje, un viejo amigo del bisabuelo de Gabriel, residía solo en la gran casa y padecía una minusvalía que acabó por imposibilitarlo para ejercer sus funciones plenamente. Fue entonces cuando invitó a la abuela de Gabriel y su familia a trasladarse a vivir en el enorme pabellón, y ella pasó a hacerse cargo de las tareas de conserjería del parque, tareas que realizó durante casi cincuenta años. Así fue cómo Gabriel, al nacer, pudo criarse en este histórico y glorioso edificio que Gaudí había diseñado para emular la casa de la bruja del popular cuento de Hans Christian Andersen, Hansel y Gretel. El Park Güell era el patio donde jugaba, y parece natural que en un entorno así desarrollara un temprano interés por el arte. 

Picart siempre tenía un lápiz en sus manos. Siendo un adolescente, sus padres alquilaron el pabellón que se halla opuesto al pabellón conserjería – ¡por cinco dólares al mes! Este otro edificio, con su singular torre coronada por una doble cruz (que se ha convertido en uno de los principales símbolos culturales de Barcelona) fue durante años el taller del propio Gaudí. Y ahora Gabriel podía trabajar en él. En los años ochenta, los dos pabellones y el Park Güell es su totalidad fueron declarados «Patrimonio de la Humanidad» por la UNESCO. 

En la misma habitación en que Gaudí realizaba sus diseños, Picart estableció su primer estudio. Gabriel dice que parecía sentir el fantasma de Gaudí asomarse por encima de su hombro. Muy pronto la pintura se convirtió en una verdadera droga, al extremo de abandonar los estudios que hubieran hecho del mismo un arquitecto. 

La fortuna pronto le sonrió. No mucho después de tomar la decisión de convertirse en un artista profesional, tuvo la suerte de conocer al famoso ilustrador Enric Torresprat (a quien yo representaba en los Estados Unidos, aunque por aquel entonces yo no conocía a Gabriel todavía). Enric invitó a Gabriel a visitar el estudio que compartía con el mejor ilustrador a tinta y carbón de España, y uno de los creadores del incomparable personaje de Vampirella, Pepe González. Pepe era uno de los artistas de comic más famosos del mundo y un reconocido maestro del dibujo. El joven Gabriel se convirtió en el tercer miembro del estudio. Con la tutela de estos dos grandes artistas, pronto aprendió los secretos del dibujo de la figura humana, así como las diversas técnicas pictóricas, preparación de telas, etc. 

La carrera de Picart cómo ilustrador floreció, recibiendo encargos de toda Europa. En 1985, conocí a Gabriel en su primer viaje a Nueva York. Vino a visitarme junto con Enric y el incomparable Titán de la ilustración española, Manuel Pérez ‘Sanjulián’, a quién yo también representaba. Ambos habían reconocido la particular genialidad de Gabriel, y me dijeron que si yo fuera listo debía representar a este «chico maravilla». No lo dude. Mi compañía era conocida por su habilidad en escoger los mejores artistas europeos. Nuestra colaboración empezó entonces, y es mi gran placer manifestar que hoy en día perdura. 

Picart pronto recibió encargos (¡no es ninguna sorpresa!) de todas las editoriales importantes de Estados Unidos y Canadá. Trabajó para agencias de publicidad y firmas de diseño gráfico. Los directores artísticos demandaban sus trabajos porque Gabriel imprimía a sus ilustraciones carácter de auténticas ‘pinturas’ – es decir, pintura concebida para ser expuesta en galería, y no simplemente reproducida. Los clientes adoraban sus ilustraciones por su elegancia. Gabriel fue, en resumen, el mejor artista comercial en su estilo que nunca he representado. Desde el inicio de su carrera, fue comparado a Norman Rockwell – su gran ídolo. Cuando el original de su primer encargo para el mercado americano (Friend Monkey) fue enviado a la imprenta, el impresor pensó que se trataba de un auténtico Rockwell. 

Los coleccionistas de arte son conscientes de la importancia de la experiencia de Picart cómo ilustrador. A menudo, las demandas de los clientes son casi sobre humanas por los retos técnicos y estéticos que suponen. Además de saber dibujar, componer y pintar, para triunfar cómo ilustrador es necesario saber comunicar. Por su parte, Picart escogió esforzarse en dominar la técnica de la pintura al óleo para realizar sus ilustraciones, en claro contraste con otras técnicas mucho más rápidas y fáciles de ejecutar, siempre con el objetivo en mente de aplicar con posterioridad todos los conocimientos adquiridos en la realización de su propia obra pictórica. 

Aunque nunca he entendido de que manera, Picart encontró tiempo para crear sus propias pinturas, las cuales empezó a mostrar en la prestigiosa Sala Parés de Barcelona (Pintura Jove). En 1996, realizó su primera exhibición en la WolfWalker Gallery de Sedona, Arizona, que a su vez fue inmediatamente seguida de una exposición colectiva de un grupo de artistas catalanes en la Ambassador Gallery de Nueva York – en la que participaron algunos de los pintores figurativos españoles más importantes de entonces. 

Gabriel Picart había iniciado su carrera cómo pintor artístico. Galerías de todos los Estados Unidos solicitaban representar sus pinturas. Cómo consecuencia, ya no aceptó más encargos comerciales y se dedicó por entero a la creación de su obra. 

Picart es un artista a tener en cuenta. Sus obras son laboriosas y por lo tanto su producción es escasa, lo que significa que pocas galerías pueden contar con obras originales suyas. Sus pinturas han merecido un especial interés por parte de importantes críticos y coleccionistas, y se hallan en exposición permanente en algunas de las galerías más importantes de los Estados Unidos, donde cuelgan al lado de gigantes del pincel como Chagall, Miró, Dalí y Picasso, y de primeras figuras de la pintura actual. En Anderson Galleries en particular, sus obras han sido expuestas al lado de las de Bouguereau, uno de los grandes héroes pictóricos de Gabriel. Esto es un tributo a su excepcional talento. 

El prestigioso editor de arte Fingerhut Group Publishing, de California, ha publicado ediciones limitadas de sus pinturas, popularizándolas entre un sector mucho más amplio de coleccionistas.

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