APUNTE BIOGRAFICO
Jesús Lara Sotelo
Jesús Lara Sotelo (La Habana, 1972) pintor, escultor, fotógrafo, ceramista y diseñador gráfico de formación autodidacta. Por la diversidad de géneros en los que incursiona es reconocido como un artista multifacético dentro del arte y la cultura cubana. Lara Sotelo ha consolidado un discurso paralelo centrado en la representación de la condición humana, que se enfoca en la descripción psicológica, espiritual y de un rigor mental y técnico que es de inmediato reconocido al presenciar sus obras. Ha desarrollado una extensa obra literaria de más de cuarenta títulos y de los cuales ha publicado ocho.
Infancia
Jesús Lara nació en La Habana el 13 de septiembre de 1972 en una familia de padres obreros y crece en la calle San Lázaro del barrio de Cayo Hueso del centro de La Habana.
De los cuatro años de edad datan los primeros dibujos y con la entrada a la vida escolar, dibuja retratos que develan importantes dotes para el arte. La madre lo lleva a perfeccionar su talento y a tomar clases de pintura en la Casa de Cultura de Centro Habana.
Durante toda su infancia padeció severos estados de salud a causa del asma, lo que le condujo a frecuentes estancias en instituciones médicas y a permanentes limitaciones físicas que afianzaron la dedicación al dibujo, la experimentación y las lecturas.
A la edad de seis años ocurre un suceso relevante en su vida, encuentra una revista Bohemia que comienza a hojear con la intención de recortarla y componer figuras con el papel, pero lo que encuentra allí lo deslumbra de inmediato. Había un artículo dedicado a Pablo Picasso con imágenes de sus esculturas y lienzos cubistas. En este suceso Lara Sotelo reconoce aquello que es el arte y la infinitud de posibilidades que podía ofrecer la creación. “En ese momento me dije yo quiero ser esto, yo quiero ser Picasso, años más tarde, quería ser Lara, quería ser yo mismo”.
Primeras obras
Con solo 10 años de edad alcanza los primeros premios en distintos certámenes de pintura convocados en distintas localidades de la capital cubana, hasta que, en 1987, obtiene una Mención en el Salón Nacional de Artistas Noveles que se realiza en la Galería Plaza de La Habana. Este reconocimiento le valió para presentar, con sólo 17 años, su primera exposición personal que tituló Me refiero al hombre, realizada en el año 1989 en la Galería Tina Modotti, en la Casa de Cultura de Centro Habana.
Desde los nueve años Sotelo estuvo influenciado por su mentor y maestro Eladio Reyes Arias, quien no era pintor sino dramaturgo y quien además había perdido la visión desde muy joven. Con Reyes adquirió conocimientos de teatro, filosofía, sicología y otras materias esenciales en su formación.
Ese joven fue quien, al ser suspendido en las pruebas de ingreso de la Academia de Artes Plásticas de San Alejandro, estaba listo para iniciar una sólida formación autodidacta signada por la experimentación, la dedicación al estudio, la disciplina y una constante autoevaluación.
Matricula entonces en el Colegio Técnico Fernando Aguado y Rico en la especialidad de Diseño Mecánico, especialidad en la que se titula en el año 1993. Durante este periodo, no deja de pintar y trabaja en el dominio del óleo, el dibujo y la literatura con probada eficacia.
De principios del año 1990 datan sus Estudios anatómicos en los que se entrevé su preocupación por la figura humana. Algunos de estos bocetos constituyen singulares estudios físicos como el Número 8. Joroba del pie. En ellos ahonda exhaustivamente en la belleza del cuerpo y sus infinitas posibilidades de representación.
Consolidación artística
Desde inicios de la década de los años 90, mientras en la Isla comienzan a sentirse las consecuencias de la caída del sistema socialista europeo, Lara Sotelo inicia una carrera artística al margen de la institucionalización educacional del arte, también alejado del mainstream del arte cubano y continua su ascenso en la pintura, el dibujo y la literatura.
No obstante, aporta a la tendencia tropológica circundante, pero desde una particular comprensión de la realidad sostenida en las importantes series de pintura abstracta que realiza hasta mediados de la década. Representativo de ese aporte es una serie de Ilustraciones en las que encauza una especie de perfil de una realidad signada por carencias, limitaciones y la búsqueda incesante de salidas económicas y espirituales. Estas imágenes más tarde aparecerían publicadas en su primer poemario ¿Quién eres tú God de Magod?
Con este primer libro, escrito entre los años 1990 y 1991 Lara Sotelo realiza otro aporte sicosocial y artístico al panorama cubano de los noventa. En su prólogo el reconocido crítico cubano Rufo Caballero (Cárdenas 1966- La Habana 2011) enuncia: “el registro existencial del cuaderno, condensa, a nivel síquico, el desajuste que a nivel social había comenzado a padecerse”. En este sentido Lara se adelanta a la asimilación de las carencias materiales, y a la desidia personal que en poco tiempo será asumida por un gran número de cubanos.
Una producción literaria realizada paralelamente a la poesía y a todo su trabajo en la pintura, lo constituyen los aforismos: sentencias y afirmaciones que alertan al lector hacia temas prácticos de la vida cotidiana, considerados casi pasados de moda en el panorama contemporáneo de la literatura. Sobre la coexistencia de ambos géneros literarios veamos lo escrito por el crítico y periodista Ernesto Sierra en su texto La creación como sentido de la existencia, publicado en el periódico cultural Cubarte: «confiesa que recopila aforismos desde la misma época en que comenzó a escribir poemas. El dato no es como para ignorar, pues invita a pensar en una suerte de doctor Jekyll y míster Hyde, la revelación de dos fuentes o motores impulsores de la obra de Lara, una que nace de la oscuridad y el desasosiego, y otra que destila luz y paz interior». Estos aforismos que coexisten con el primer poemario del joven artista fueron publicados dos décadas más tarde, bajo el título de Mitología del extremo, en el compendia 18 años de esta producción.
Aunque hasta ahora sus obras pictóricas muestran un devaneo entre la abstracción y lo figurativo, con un adentramiento en el interior de lo femenino y un coloquio permanente con los relieves culturales llegados hasta su tiempo, en las series Catarsis y otras alucinaciones y Quien sopla, roe, Señal proscrita y Shanghái Lara muestra una paleta ensombrecida y de ásperas texturas primero, y luego una explosión de sentidos que las ubica entre sus mejores producciones abstractas.
Estos primeros años de la década significaron esenciales en su experimentación con todo tipo de materiales, pigmentos, soportes y herramientas. Trabaja esculturas, cerámicas, dibujos, retablos, frescos, entre otros. Para 1998 hace sus primeros collages, que aparecerán invariablemente en el resto de su obra, jugando con el ilusionismo pictórico y la extensión espacial.
Para 1999 aparece el paisaje, asentado ya como todo un género relativamente independiente en la obra del autor. «Quizás por esa fecha comienza a ganarse el mito de “el paisajista de Centro Habana”. Lara encara el paisaje como una revisión disipada de la Historia del arte: a veces desde un puntillismo impresionista, en ocasiones desde el posimpresionismo cezanneano, en oportunidades desde la poética expresionista, por momentos desde el informalismo o desde las ganancias de la abstracción geométrica; según mande el sentimiento, la vocación de cada instante, puede surgir un paisaje a la carta. “Rufo Caballero, 2009.
Ya adentrado en el nuevo milenio Lara continua esta faceta no sin abandonar su labor como dibujante y sobre todo como escritor. Los poemarios de esta época así lo constatan como son Paradoja: Capítulo al éxtasis de 1994; Zen sin Sade, de 1999; ¿Llagas inéditas o enojo insomne?, de 2003; El cuarto paso, de 2005 y Ojo sencillo, de 2007.
En este periodo Lara participa esporádicamente en exposiciones colectivas y realiza varias muestras personales. Hasta la primera mitad de los 2000 ha incursionado en la fotografía, el performance, la instalación, la escultura y la cerámica y destaca debido a la multiplicidad de su obra. Aun así, a pesar del volumen y diversidad que comprende, se mantiene al margen de la institucionalización del arte en Cuba, creciendo de manera casi anónima y paralela y un ejemplo de ello, es el descubrimiento tardío de su obra paisajística por parte del reconocido crítico cubano David Mateo:
Descubrí su obra durante uno de mis recorridos habituales por la galería “La Acacia”(…) En aquella oportunidad había unos veinticinco o treinta cuadros colgados en la pared, formando parte de una muestra colectiva en la que estaban presentes figuras paradigmáticas de la Academia, paisajistas en activo con una reputación bastante consolidada y creadores recién llegados a la escena pública. Entre las imágenes que ellos exhibían, el cuadro de Lara saltaba a la vista por la originalidad del contexto que representaba, la expresividad y el desenfado de su tratamiento; no era una pieza más dentro del conjunto, era un gesto más bien perturbador que forzaba toda la complacencia y la serenidad imperantes en la galería.
David Mateo. La Habana, 2006.
Pero para 2009 Sotelo reafirma que no es un artista de la diáspora, como podía creerse debido a su ausencia de circuitos expositivos, y lo logra con la instalación Velatorio realizada en el Memorial José Martí en La Habana.
Ya otras exposiciones suyas habían aparecido en varios eventos e instituciones como la muestra personal Onírico durante la VII Bienal, De la Utopía al Réquiem I y II en 2004), Lara de ambos mundos de 2005), Sui Génesis de 2007, Brisa Circular de 2007, In Vitro I y II de 2008, y la Exposición colectiva Identidad Nacional de 2008, a la que se refiere David Mateo.
Lara Sotelo ha desarrollado una importante serie de retratos a importantes personalidades de la cultura cubana y universal, con dos exposiciones fundamentales Yo también sueño con serpientes e Íconos de fuego, de principio y finales del año 2013, en las que predomina el ejercicio postcubista, el collage y el dibujo. José Lezama Lima, Leopoldo Marechal, Leonardo Padura, Luis Marré, Cesar López, Frank Fernández, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola y Leo Brouwer, entre otras figuras, han sido retratados por él.
Artista multifacético
En la actualidad Jesús Lara Sotelo se considera a sí mismo como un outsider, que por distintas razones asienta su arte en un camino desde el que mira pasar la contemporaneidad, con un discurso centrado en la belleza y la contemplación que influye en el devenir del hombre, su aceptación y superación espiritual.
Son diversos los géneros en los que extiende su obra, como el muralismo (ver mural Haití es otro Guernica, de su exposición Make Bacon, además del mural Guatemaya, en las inmediaciones de la embajada de Guatemala en La Habana); la escultura volumétrica, la escultura blanda, el audiovisual, el grabado, el dibujo, la pintura abstracta, la cerámica, el retrato, el diseño, la música y la literatura. Sus exposiciones suman más de setenta entre personales y colectivas y su obra se encuentra en diversas colecciones públicas y privadas en Cuba y el extranjero.
Representativas de su obra son las muestras Interconexiones, realizada en el año 2009 en la Casa de la Ciencia de Sevilla, España y la propia Make Bacon del año 2010 en el Convento San Francisco de Asís de La Habana.
Para 2010 realiza su primer homenaje a la danza con la exposición Supremacía del Éxtasis, dedicada Alicia Alonso, en el Memorial “José Martí” donde expone una decena de retratos de la bailarina cubana, así como cerámicas, collages y performance. En el transcurso de este año Ediciones Cuba en el Ballet publica su poemario Alicia y las Odas prusianas, reeditado como Alicia y la elección de la fe (2015), en cuyas presentaciones lo acompaña la primera bailarina del BNC Viengsay Valdés.
Para 2012 participa en la X Bienal de Artes Plásticas de La Habana con la muestra Boxing Citadino y en 2014 expone Circus Without Voice en la ciudad de Cienfuegos, en el centro sur de Cuba.
En la XII Bienal de la Habana, de 2015 presenta la exposición Irla, en el Museo de la Revolución, en el que realiza la acción artística Alicia desde la Bienal, con la presencia de la insigne bailarina.
Para 2017 trabaja en una muestra personal Retrospectiva en la que realizara un recuento de su trabajo entre los años 1991 y 2017 tanto en el dibujo, el retrato, la fotografía, el paisaje, la cerámica, la instalación, el videoarte, el performance, la escultura, etc., como de su obra literaria. Esta muestra acontecerá en la Galería Barreto del Centro Provincial de las Artes Plásticas y Diseño, ubicado en las calles Luz y Oficios del centro histórico de La Habana.
En toda su obra, plástica como literaria es posible percibir a un creador total, de recios principios y firmeza moral. Como lo vaticinara una de las primeras voces que dio a conocer su valía como pintor y poeta, el ya desaparecido crítico de arte Rufo Caballero Mora: «Ahí está “la moral” del arte que importa a Lara: un arte que se viste como le parezca, que se pone la ropa que le apetezca en cada momento, pero que no quiere ni puede renunciar a una responsabilidad humanista que le fue como silbada desde tiempos inmemoriales, por otros artistas que alguna vez se empeñaron en entender esa madeja de perplejidades que suponen los días del hombre sobre la tierra». Rufo Caballero Mora. La Habana, 2009.
El escritor cubano César López (Premio Nacional de Literatura) lo define: «Pintor, ceramista, escultor, grabador y, naturalmente, poeta. Coordina la magia de su mundo donde la línea, el color, el espacio, siempre llevado por un ritmo en el cual lo externo conlleva lo entrañable, mueve su imaginación hasta hacerse sentir, en lo interno, erguido e inefable.»
Tras la fuerza avasalladora que lo define, se esconde, como motor impulsor, el espíritu inconforme que está siempre a la caza de nuevos horizontes. «Si algún rasgo ha signado desde siempre a la poética del artista cubano Jesús Lara Sotelo es la inconformidad, la revisión y mutabilidad constante de sus propuestas”. La crítica ha hecho notar su evidente preocupación por lo cotidiano, por la temporalidad, por las pasiones desbordantes y las grandes crisis generacionales que embargan a la humanidad, como es el caso de Piter Ortega, cuando expone: «su obra se mofa de los caminos prefijados, de las rutas estables. Lo cual me parece muy beneficioso, en tanto oxigena la creación y evita adormecimientos, reiteraciones fatuas.»
El predominio de aquellos que ven en él un artífice de vanguardia se ha extendido con cada una de las entregas que expone ante la vista del espectador. El narrador, ensayista y profesor cubano Francisco López Sacha lo considera «un artista complejo que necesita de mucho espacio vital para expresarse». La poeta y ensayista cubana Lina de Feria resume sobre él: «Jesús Lara no tiene límite con el código propio que lo hace grande…» Y la poeta cubana Marilyn Bobes ha escrito sobre él: «es el poeta cubano en el que mejor he visto expresado el espíritu del fin de un milenio y del comienzo de otro y esa “sed inconclusa” que lo arrastra desesperadamente hacia una utopía a la que ya no puede aferrarse es la que lo lleva con compulsividad tanto a la palabra como al pincel.»
Texto extraído de: http://www.jesuslarasotelo.es