16 julio, 2020
Ilustración 56
Gran Circo Español.
/ Cuidadito con los pies / no vayas a resbalar, / que si llegas a caer / te van a tratar muy mal.
SEM – 147 x 194 mm – Sign. DIB 18/1/4904
En el Congreso de Diputados, Prim se mantiene en la cuerda floja con la ayuda de una barra de equilibrio en cuyos extremos están Serrano, con plumaje verde, y Topete, con plumas azules. Sátira de los tres militares más significados en la Revolución de 1868. Serrano, presidió el gobierno revolucionario, Prim obtuvo la cartera de Guerra, y Topete la cartera de Marina. Juan Bautista Topete (1821-1885) tras una brillante hoja de servicios en la Armada se interesó por la política. Tuvo una destacada intervención en el episodio que dio inició a la Revolución de septiembre de 1868 en el puerto de Cádiz. Partidario de la candidatura de Montpensier a la corona de España, dimitió como ministro tras el nombramiento de Amadeo de Saboya. Contrario al pronunciamiento de Sagunto con el que dio comienzo la Restauración, acabó reconociendo a Alfonso XII. En una de las «Caricaturas revolucionarias» que Daniel Perea publicó en Gil Blas en febrero de 1870, se decía de Topete: «Héroe en el mar peruano / le vio la presente edad, / y en el golfo gaditano / lanzó el grito soberano / de ¡Viva la libertad! / Coronas quise poner / a su noble frente altiva, / más me llegué a contener / cuando supe que aquel viva / era para Montpensier».
El periódico La Flaca fue muy mordaz con Prim; en el núm. 41, de abril de 1870, se hacía esta semblanza del general: «Escaló de grado en grado / Su puesto desde soldado, / Dando siempre de que hablar… / Si hubiera un cuarto entorchado / Volvería a conspirar». También lo habían sido Manuel del Palacio y Luis Rivera quienes en 1864 ofrecían este retrato del general en sus Cabezas y calabazas: «Gran corazón, buena espada, / pero espíritu agitado/ que jamás se fija en nada; / hace más que otro soldado / si le dan mayor soldada».
