APUNTE BIOGRAFICO
Alice Neel
Alice Neel, pintora estadounidense nacida en 1900 y fallecida en Nueva York en 1984. Estudió en la Escuela de Diseño para Mujeres de Filadelfia, ahora Universidad de Arte Moore. Se casó con el artista cubano Carlos Enríquez con quien vivió en la Habana, ciudad donde también nació su primer hijo. En 1927 se trasladaron a Nueva York donde su hijo murió de difteria. Un año después nació su segunda hija. Neel y Enríquez pasaban largas temporadas separados y en 1930 Alice sufrió una depresión nerviosa que la tuvo ingresada en varias instituciones durante el siguiente año. En 1932 volvió a instalarse de nuevo en Nueva York con un hombre que, al año siguiente, destruyó aproximadamente sesenta pinturas y 300 dibujos y acuarelas de la artista. Muchas de las pinturas que Neel realizó para obras de arte públicas y para proyectos federales en los años 30 y 40 fueron también destruidas.
Durante esos años 30, 40 y 50 continuó pintando a pesar del poco reconocimiento del público. Fue en los años 60 cuando Neel comenzó a recibir la atención que merecía. En los años 70 se doctoró con honores en la Universidad de Bellas Artes de Moore. Algunas exposiciones retrospectivas de su trabajo se mostraron en el Museo Whitney de Arte Americano de Nueva York, en los museos de Georgia y Connecticut, y en 1981, en la Unión de Artistas de Moscú.
Neel trabajó como pintora figurativa en las décadas del expresionismo abstracto de postguerra, del Arte Pop de los 60 y del minimalismo de los 70. Perseveró en su trabajo pese a una vida personal turbulenta y a una falta de atención hacia su trabajo que duró hasta 1960, pero sobrevivió a todo ello gracias a su gran valor y compromiso. Vivió una vida urbana, dedicada a la política de izquierdas, al mundo del arte, a su familia y a la pasión por la pintura.
Aunque de vez en cuando pintó paisajes urbanos y rurales, la gente era su tema principal. Pese a su aversión al término «retrato», nunca pintó modelos anónimos, siempre representaba personajes concretos. La necesidad de centrarse en ellos, explorando su identidad, era la base de su investigación, por eso llegó a llamarse «colectora de almas». Estaba convencida de que cada persona tiene una identidad, una personalidad, que trató de reflejar en sus pinturas. De la misma manera, creía que cada era tiene elementos esenciales que se expresan a través de los individuos. Empezó por el estudio de las personas y encontró una manera de situarlos en un tiempo. Como ella misma dijo: «siempre he considerado al ser humano lo primero y siento que su condición en un barómetro de los tiempos».
Texto extraído de: http://www.mcnbiografias.com