APUNTE BIOGRAFICO

 

 

María Blanchard

 

 

 

María Blanchard nació en Santander en 1881, en el seno de una familia acomodada y de nivel intelectual elevado.

De niña padeció las burlas de la gente ya que presentaba una lesión congénita: era jorobada. Se debió a una caída sufrida por su madre pocos días antes del nacimiento de la niña, y esto le causó este estigma que arrastraría durante toda su vida. Esto la llevó a refugiarse en su familia, sobre todo con el cariño sobreprotector de su padre, y en su propio mundo interior.

Desde que era muy niña mostró un gran interés por la pintura, y éste fue apoyado por su padre que le buscó maestros y material que le permitieran mejorar en este campo del arte.

Era muy joven cuando comenzó a ganar premios con sus obras. Tras la muerte de su padre, en 1904, María viaja a Madrid a continuar sus estudios pictóricos.
En 1908 se traslada a París, atraída por su aura artística. Allí conocerá a varios autores españoles que se convertirán en grandes amigos suyos. Es el caso de Juan Gris, Pablo Picasso, Anglada Camarasa o el poeta Gerardo Diego. También recibe grandes elogios de manos de otros autores importantes como es Federico García Lorca.

Tras unos años en París, donde disfruta de su libertad y del anonimato de la gran ciudad, regresa a España y animada por su familia se presenta a una cátedra de dibujo en Salamanca, la cual consigue. Con este acto María buscaba la estabilidad económica que le faltaba.

No aguantó demasiado tiempo allí, ya que la rigidez académica que imperaba en la Escuela no cuadraba con sus inquietudes artísticas, y al mismo tiempo allí continuó el asedio, que ya sufriera durante su infancia, motivado por las personas que la ridiculizaban debido a su aspecto físico.

María sueña con la temporada que pasó en París y no puede resistirse. De esta forma, abandona su trabajo en Salamanca y vuelve a la ciudad soñada, donde puede vivir más tranquila y siguiendo su propio estilo de vida.

Poco a poco va encontrando compradores de sus obras y al mismo tiempo va recogiendo el reconocimiento de éstas. Realiza exposiciones en Bruselas y París y va subiendo su caché artístico, llegando a que en la actualidad es uno de los pintores españoles más valorados dentro de la pintura cubista.

Los últimos años de su vida están marcados por un enorme misticismo, que en un determinado momento la moverá a querer abandonarlo todo y  dedicarse a la vida contemplativa. Debido a los razonamientos de su consejero espiritual decide finalmente no hacerlo.

Su interés por la producción artística fue tal que en determinados momentos, cuando trabajaba, podía llegar a olvidarse de comer, estando días enteros sin hacerlo. Igualmente le daba poca importancia a temas tan banales como la indumentaria, portando los mismos vestidos durante años, hasta que eran auténticos harapos.

Gran cantidad de sus obras reflejaron un tema recurrente para ella, que eran los niños y la maternidad, quizá intentando retraerse al momento más fatídico de su vida, cuando su madre se cayó estando embarazada de ella.

María Blanchard, muere en 1932, con poco más de cincuenta años de edad, dejando a su paso infinidad de amigos que la lloraron amargamente, ya que se trataba de una persona muy especial, y sobre todo una gran artista.

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies